Victor Maldonado
No todos los casos tienen un resultado feliz (todavía no he aprendido como no ser afectado por las pérdidas) pero aun en esos raros casos, nunca he pensado hacer otra cosa con mi vida. ! Amo lo que hago!
Me gradué de Hamilton College con un diploma en literatura Inglesa en 1982. Después de la Universidad trabaje durante tres años como asistente del Gobernador de Puerto Rico en el Departamento de asuntos regulatorios, un trabajo que me llevo a cumplir una beca de investigación y mi maestría en Política Publica de la Universidad de Tufts en 1991. Luego seguí mis estudios y obtuve mi diploma en Leyes de la Universidad de Leyes de Vermont en 1994.
El español es mi idioma natal, y después de terminar mi postgrado en leyes y mientras estudiaba para pasar el examen de licenciatura en Leyes, trabaje como interprete .Me recuerdo que un día. Me mandaron a interpretar para una familia hispano parlante en la Corte de Inmigración de Boston, Como la mayoría de Puertorriqueños yo no conocía gran cosa sobre el sistema inmigratorio de este país, pero después de ver lo que sucedió durante esa audiencia en la corte de inmigración, supe hay mismo que quería ser abogado de inmigración. A medida que seguí trabajando como interprete en la corte fui testigo de la enormidad de los temas que se trataban en esas pequeñas salas tan llenas de gente. Lo que estaba en juego allí era nada menos que las esperanzas y los sueños, y a veces hasta la vida misma y la seguridad de la persona cuyo caso se estaba decidiendo.
Ahora hace más de diez años que he estado trabajando como abogado de inmigración, y aun en los momentos más difíciles, nunca me he arrepentido de elegir esta carrera. Durante el transcurso de los últimos años he tenido la oportunidad de ser testigo de la legalización de personas de muchas nacionalidades, profesiones y con diversos antecedentes –personas que solo necesitaban una oportunidad, o en algunos casos una segunda oportunidad en este país.
Mi consulta ha beneficiado a mi propia vida de maneras que nunca me hubiera podido imaginar. Por ejemplo, dos de mis antiguos clientes son padrinos de mis hijos. Con la ayuda de un antiguo cliente pude comprar y renovar un edificio de oficinas donde hoy en día tengo mi consultorio. Otro cliente se ha vuelto mi fiel compañero de esquí y sus hijos son íntimos amigos de los míos. Mi familia y yo nos hemos beneficiado de los ejemplos que veo a diario en mis clientes y las vidas que llevan, trabajadores, humildes, honesto y dedicados a sus familias.